, y otras muchísimas cosas. Y el tío Lucas sabía, quería y podía dirigir la molienda, cultivar el campo, cazar, pescar, trabajar de carpintero, de herrero y de albañil, ayudar a su mujer en todos los quehaceres de la casa, leer, escribir, contar, etc.
Y esto sin hacer mención de sus habilidades extraordinarias. Por ejemplo: el tío Lucas tenía algo de ingeniero natural, y lo había demostrado construyendo una presa, un sifón y un acueducto que triplicaron el agua del molino. Había enseñado a bailar a un perro, domesticado una culebra, y había instruido a un loro dar la hora por medio de gritos, según las iba marcando un reloj de sol que el molinero había dibujado en una pared. Así que el loro daba la hora con toda precisión, hasta en los días nublados y durante la noche.
Finalmente: en el molino había una huerta, que producía toda clase de frutas y legumbres; un estanque donde se bañaban en verano el tío Lucas y la señá Frasquita; un jardín; una fuente de agua potable; dos burras en que el matrimonio iba a la ciudad; gallinero, palomar, pajarera, criadero de peces; colmenas; horno, telar, fragua, taller de carpintería, etc., todo ello reducido a una casa de ocho habitaciones y a dos fanegas[9] de tierra, y valorado a diez mil reales.
El molinero y la molinera se adoraban locamente, y se puede creer que ella lo quería más a él que él a ella, no importa que él era tan feo y ella tan hermosa. ¿Por qué? Porque la señá Frasquita solía tener celos y preguntarle por qué tardaba tanto en regresar de la ciudad. Mientras que el tío Lucas veía hasta con gusto que a los señores les encantaba la señá Frasquita. Aunque comprendía que en el fondo del corazón muchos la envidiaban, sabiendo que la molinera era mujer de bien, la dejaba sola días enteros sin el menor cuidado.
El amor del tío Lucas no era menos que el de la señá Frasquita. Simplemente le tenía más confianza, sabía hasta qué punto era amado y cuánto se respetaba su mujer a sí misma. El tío Lucas era todo un hombre, incapaz de dudas, que creía o moría, que amaba o mataba… Era, en fin, un Otelo de Murcia, en el primer acto de una tragedia posible…
Pero ¿a qué estas notas lúgubres? Vais a saberlo inmediatamente.
EJERCICIOS
1. Contesta a las preguntas.
1) ¿Qué sabían hacer los esposos?