2 Desean campos y los arrebatan, casas y se los quitan; roban al hombre y su casa, al marido y su herencia. (El profeta convence a Judá e Israel de sus pecados y pide corrección, tanto reconfortante como amenazadora).
3 Por tanto, así dice el Señor: He aquí, yo pienso traer sobre esta generación tal calamidad que no desecharás tu cuello, ni andarás erguido; porque este es un mal tiempo. (El profeta convence a Judá e Israel de sus pecados y pide corrección, tanto reconfortante como amenazadora).
4 Ese día dirán sobre ti una parábola y llorarán amargamente y dirán: "¡Estamos completamente arruinados! La herencia de mi pueblo ha sido dada a otros; ¡cómo volverá a mí! Nuestros campos ya han sido divididos entre los extranjeros". (El profeta convence a Judá e Israel de sus pecados y pide corrección, tanto reconfortante como amenazadora).
5 Por tanto, no tendréis a nadie que eche suertes para medir en la congregación delante del Señor. (La suerte se echó en asamblea pública delante del sumo sacerdote judío).
6 No profeticéis, profetas; No les profeticéis, no sea que os sobrevenga deshonra. (En su significado original, el judaísmo no se limitaba a las instrucciones de los sacerdotes, sino que también incluía las instrucciones y advertencias de los profetas, pronunciadas, como creían los propios profetas y sus oyentes, por inspiración "desde arriba". Así, además al judaísmo sacerdotal estaba también el judaísmo de los profetas, pero ambos permanecieron no escritos desde el principio y durante varios siglos).
7 ¡Oh vosotros los que os llamáis la casa de Jacob! ¿Ha sido humillado el Espíritu del Señor? ¿Son estas sus acciones? ¿No son mis palabras beneficiosas para quien hace lo correcto? (El profeta convence a Judá e Israel de sus pecados y pide corrección, tanto reconfortante como amenazadora).