Nueve signos de que eres el elegido - страница 13

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Una mañana, mientras caminaba hacia el trabajo, la mirada de Antón se posó en un símbolo tallado en la pared de ladrillo de un edificio antiguo. El símbolo era simple, pero de alguna manera tenía un poder inexplicable que capturó su atención de inmediato. Aunque no podía precisar su significado, una voz interior le decía que era importante. Antón sintió que se trataba de una señal, pero no sabía hacia dónde lo guiaba.

Días después, volvió a encontrarse con ese mismo símbolo en su trabajo, justo cuando estaba a punto de firmar un contrato importante. Al abrir la carpeta con los documentos, descubrió una pequeña hoja de papel que parecía haberse colado accidentalmente entre las páginas. En la hoja había un dibujo sencillo que, a primera vista, no parecía tener mayor relevancia. Sin embargo, al borde del dibujo, apenas visible, estaba el mismo símbolo que había visto antes. Antón se quedó paralizado. Este símbolo ya lo había visto antes, en sueños medio olvidados, pero ¿qué significaba realmente?

Su corazón comenzó a latir más rápido, como si se encontrara ante una decisión crucial. Aunque no podía explicarlo, Antón sentía que el símbolo lo estaba advirtiendo de un peligro inminente. Decidió posponer la firma del contrato y revisar nuevamente los detalles del acuerdo. Al día siguiente, descubrió que la empresa con la que estaba a punto de firmar había sido involucrada en un gran escándalo. Antón comprendió entonces que el símbolo lo había protegido de un desastre.

No fue un hecho aislado. Los símbolos se convirtieron en una parte constante de su vida, apareciendo en los momentos en que debía tomar decisiones importantes, cuando se encontraba en una encrucijada. Un día, mientras paseaba por el parque, Antón vio el mismo símbolo familiar grabado en un banco. Apenas lo distinguió, cuando un desconocido se acercó a él. «Tú también los ves, ¿verdad?» —dijo el hombre, como si conociera la lucha interna de Antón. Él se quedó inmóvil. Sabía que no era un transeúnte cualquiera. Ese hombre también veía los símbolos.

El desconocido le explicó que tales símbolos aparecen en la vida de aquellos que tienen una conexión especial con el Universo, aquellos que son elegidos. Antón finalmente comenzó a comprender: esto no eran simples coincidencias. Él era uno de los elegidos, y el Universo lo guiaba a través de estos símbolos, advirtiéndolo, protegiéndolo y mostrándole el camino a seguir. Pero, ¿quién estaba detrás de todo esto? Esa pregunta seguía sin respuesta.