Nueve signos de que eres el elegido - страница 6

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Cuanto más se abría al mundo, más fuertes se volvían sus dones. Pronto, María comenzó a notar que su presencia podía influir en toda una habitación. Cuando entraba en un lugar, las personas parecían sentir una mayor calma. Comenzaban a confiar en ella, incluso sin conocerla personalmente.

Una noche, mientras estaba en una reunión con amigos, María de repente sintió una inquietud inexplicable. Su corazón empezó a latir con fuerza y en su mente comenzaron a aparecer imágenes – destellos que no podía explicar. Se detuvo un momento para procesar lo que sentía y comprendió que su amigo Pedro podría enfrentarse a serios problemas. Se acercó a él y le dijo: «Ten cuidado, mañana podría suceder algo inesperado. Simplemente mantente alerta». Pedro, aunque un poco sorprendido, tomó sus palabras en serio.

Al día siguiente, Pedro conducía hacia casa, como de costumbre. En uno de los tramos de la carretera había una señal que indicaba una limitación temporal de velocidad. Normalmente, él no prestaba atención a esas advertencias; siempre tenía prisa y conocía bien esa ruta. Pero esta vez, algo en su interior lo detuvo. Recordó las palabras de María: «Ten cuidado». Y aunque no había ninguna razón aparente para preocuparse, decidió reducir la velocidad, por si acaso.

Pasando lentamente bajo la señal, Pedro notó que algo extraño comenzaba a suceder en el puente más adelante. Los coches se detuvieron, y un momento después se escuchó un fuerte estruendo. Pedro frenó, sintiendo su corazón latir más rápido. Aún no comprendía lo que había pasado, pero sabía que era algo serio. Continuó avanzando a un ritmo aún más lento, y al acercarse al puente, vio lo que había ocurrido: un grave accidente. Varios coches estaban destrozados, y uno de ellos colgaba de las barandillas, a punto de caer al río.

Pedro sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. Apenas unos segundos antes, si no hubiera reducido la velocidad, podría haber estado en el centro de esa catástrofe. Un pensamiento se repetía en su cabeza: si no hubiera sido por María, si no hubiera sido por su advertencia… El miedo lo invadió al imaginar que en ese momento podrían estar sacando su propio cuerpo del agua helada.

Desde ese momento, no podía dejar de pensar en cómo María, de alguna manera, había sabido que estaba en peligro. Su premonición le había salvado la vida. Después de aquello, comenzó a verla de una manera diferente, sin dejar de agradecerle por haberle salvado. Ahora, María ya no dudaba de que había sido elegida para una misión especial. Sus dones no eran simplemente habilidades al azar, le habían sido dados para ayudar a las personas y guiarlas. Pero junto con esta revelación, también surgieron preguntas. ¿Por qué ella? ¿Qué debía hacer con esos poderes? ¿Y quién más, como ella, podría haber sido elegido para cumplir un papel en este mundo?