No mires atrás - страница 2

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“Otra vez empieza… Otra vez voy a ver cosas… Otra vez la maldita locura… ¡No puedo más! ¿Por qué ellos? ¿Por qué no veo a quienes realmente quiero ver?” – todo se me atropelló en la cabeza.

La mano me tembló, y casi dejo caer la taza.

– ¿Dasha? ¿Estás bien? —Lazarev se levantó y empezó a acercarse lentamente.

Yo seguía de pie, sintiendo cómo el suelo se me escapaba bajo los pies.

– Ya se me pasará. Solo necesito… recostarme un poco. —murmuré, evitando mirar hacia la pelirroja.

– Puedo ayudarte – dijo la chica.

La miré de reojo, pero no respondí.

La vida me había enseñado a no hablar con las alucinaciones hasta estar segura de que son personajes reales en esta maldita Matrix.

Lazarev seguía sin reaccionar a su presencia.

“¡Mierda! ¿Por qué justo ahora? ¡No quiero volver a tomar esas pastillas!”

La rabia se me subía por dentro. Y de la impotencia, casi se me escapan las lágrimas.

– Veronika, sirve un poco de agua del dispensador – dijo de repente Lazarev, dirigiéndose a aquella criatura inexplicable.

– ¿Veronika? – pregunté, desconcertada.

– Sí, no se quedará mucho tiempo, lo prometo – dijo con tono culpable. – Ya sabes… soy hombre, y a veces necesito…

– No sigas. Me da igual. —lo interrumpí bruscamente y me aparté de un empujón.

Mi mente regresó a su lugar, y con ella, mi cordura.

Miré a la pelirroja y le sonreí con sorna:

– Bienvenida al infierno. Ojalá tengas suficiente cerebro como para largarte de aquí cuanto antes, antes de perderte del todo.

– Dasha, ¿por qué le hablas así? —murmuró Lazarev, desconcertado. – Veronichka, Dasha solo está bromeando, tiene un mal día…

– Estaba teniendo un buen día… hasta que vinieron a arruinarlo. —espeté con rabia, tirando la taza en el fregadero.

No calculé la fuerza. Qué lástima. Me gustaba esa taza.

Aunque… ya era la quinta que rompía “por accidente”.

– Félix, su hija es muy simpática. No me molesta en absoluto – dijo Veronika, regalándome una sonrisa resplandeciente.

Sonreí con ironía. Cree que soy su hija. Aunque… técnicamente lo soy. Al menos en los documentos.

Claro, si ignoramos lo que realmente me hizo alguna vez…

Un padre no le hace eso a su hija.

Pero fue hace mucho tiempo. Trato de no pensar en ello.

Al carajo todo. Ese viejo cabrón ya tiene un pie en la tumba.

Le queda poco.

Y entonces… yo seré libre.