Cuentos extraños. Сказки на испанском - страница 2

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– Te has convertido en el guardián del poder del primer amuleto. Es decir, del símbolo de la soledad-yī. Y ahora tienes el principio de todo sobre tus hombros. – dijo la mujer de negro, que cambiaba constantemente de forma, y emitía oscuridad.

– ¿Y si no quiero ser guardián? – preguntó André un poco escéptico.

– Si te quitas el amuleto, desaparecerás. Su poder te convertirá en polvo.

– Vale, ¿y qué poder tiene? – siguió preguntando André incrédulo.

– Puedes dar comienzo a todo lo que desees.

– ¿Y tú quién eres?

– Me llamo Crepúsculo-Xī 夕. Soy la guardiana del amuleto “Crepúsculo”. Sólo gracias a mí el día se convierte en noche. Me aseguro de que la noche llegue a la Tierra, lo que enfría nuestro planeta y evita que se sobrecaliente.



– ¿Qué debo hacer exactamente? ¿Cómo se supone que debo guardar el amuleto?

– Los guardianes deben unirse entre sí para vigilar las fuerzas de la Tierra. Y el guardián de la soledad-yī 一 debe unirse con el guardián del crepúsculo-xī 夕.-dijo la misteriosa mujer, con calma y con una voz ligeramente hipnotizadora.

– Bien. Y si nos unimos, ¿qué poder podremos controlar?

– Oh, querido. Nuestra alianza será responsable de la fuerza más importante de la Tierra, que no tiene amo desde hace mucho tiempo. El mal sin control trae todo tipo de desgracias. Si tú – Yī, el guardián del principio 一 te unes conmigo, con Crepúsculo-Xī 夕, podemos controlar todo el mal 歹 en nuestro planeta.



– No. No quiero hacer eso.

– Ese es tu destino. Debes hacerlo. De lo contrario, el Mal- Dǎi 歹 sin amo, entrará en todos los hogares y esclavizará a nuestro mundo sin control.

– Pero, esa es una gran responsabilidad.

– No te preocupes, yo te enseñaré todo. Dame la mano. – Dijo persuasivamente la mujer del vestido negro extendiendo la mano.



André cedió a sus palabras y le tendió la mano a Crepúsculo-Xī 夕. En ese momento, un rayo de luna lo cegó, y no se dio cuenta cómo alrededor de su cuello se cernieron grilletes, que lo encadenaban a la mano de la mujer.

– ¡Me has engañado!

– Sólo en que no somos nosotros, sino sólo yo quien será la señora del Mal-Dǎi歹. Nunca confíes en tus ojos y oídos en la noche. – dijo la mujer, y arrastró a André, ya convertido en el Solitario-Yī 一, tras ella.

– ¿Adónde me arrastras? – intentando liberarse de los grilletes, preguntó André con ansiedad en la voz.